miércoles, 28 de octubre de 2015

El fin de mi infancia




Es común este recuerdo cada año por esta época.

De qué me disfracé, y cómo era pedir confites en las calles de mi barrio...

Así mismo se vuelve recurrente la siguiente historia, de esas que hacen los lazos de familia más fuertes.

Yo tenía doce años, es decir era el 31 de octubre de 1984. 

A decir verdad que creo que fue la falta de más disfraces en el inicio de mi infancia, la que hizo que ese año decidiera en disfrazarme por última vez. Con ese cuento le insistí a mi mamá, que sabiamente me decía: "usted ya no está para eso..." y yo persistí hasta el cansancio que yo quería, y que seguro iba a ser la última vez. 

Pues si señores, sin nada en mente fuimos a buscar un disfraz para cerrar mi ciclo "infantil" de disfraces.

No recuerdo las opciones, sólo sé que el elegido fue el de pingüino.

Como es de común para el 31 de octubre de cualquier año, los niños esperan que no llueva para poder salir a buscar el azúcar de la felicidad, increíblemente esa noche no llovió y salí enfundado en mi disfraz de pingüino a la cacería de dulces.

Recorrí los lugares conocidos y comunes del barrio, pero aprovechando mi edad sé que fui más allá del sector habitual.

Lo hice como en años anteriores lo había hecho de Superman, de drácula, de payaso, y quien sabe de qué mas. Fue mucho el dulce que comí en mi infancia.

Yo, a decir la verdad, no me sentía cómodo, en realidad las palabras de mi mamá habían calado y no me sentía bien siendo tan grande y metido ahí. También me hacía sentir incomodo el disfraz que era todo lo opuesto a holgado. Mis pilitas se marcaban y yo trataba disimuladamente de halar el enterizo para sentirme menos atrapado.

Recuerdo que el cierre de la noche y de mi infancia la hizo una señora que dijo, estirando sus manos para darme algún dulce: "...pero usted está como grandecito para estar disfrazado..." Ahí fue el fin!

Jorge



miércoles, 16 de julio de 2008

Diccionario valluno de sobrevivencia

En dos pequeñas estadías que en sumatoria ajustarían dos años y algo más en Cali, me he encontrado con unas palabrejas que, bendito sea el señor sacramentado de la santísima trinidad.

Aquí irán descritas con su respectivo significante, aunque el significado ni siquiera para los mismos lugareños este claro o unificado.

Chíngue: (primera palabra que me cacheteo en Cali)
Dícese de la ropita para ir a hacer ejercicio, jugar fútbol, baloncesto, etc., o para ir a bañarse a una piscina o río (obviamente el Pance)


Chocholiar:
Se refiere al hecho de hacer mimos a algo o alguien. Consentir.

Cunchito:
Si usted deja un poquito de una bebida o comida en su respectivo vaso o plato, usted esta dejando un cunchito.

Banana:
Me la ofrecieron alguna vez y en realidad yo estaba muy lleno y como que no me cuadraba con la hora, además me aprecio muy sofisticado que aquí en Cali, le dijeran banana al banano, pues noooo, se referían a un confite.

Sandy:
Debe tener su origen en alguna marca de épocas anteriores, la verdad nadie ha sabido decirme de donde diantres sale ese término, pero cuando pidas un sandy en Cali, te van a entregar un bolis.

Torcasa:
Pequeño pajarito, que se ha popularizado bastante compitiendo con nuestra ave nacional: el gallinazo. La torcasa es nada mas ni nada menos que las famosas tórtolas o tortolitas. y para acabar de ajustar existen las torcasas nagüíblancas, que son los primos cercanos de las torcasas comunes y que debajo su plumaje café tienen otras plumitas blancuzcas, de ahí lo de las naguas.

Chancuco.
Del verbo chancuquiar, dícese del hecho de copiarle al compañero de al lado en un examen los errores que generalmente tienen. Como no va a ser mejor decir: "pasteliar" como en mi tierra?, pero bueno caras vemos caleños, no sabemos.

Gradas.
Aquí la gente no sube escalas sino gradas y no se imaginan lo que es hacer una disertación para esclarecer la diferencia entre gradas, escalas y escaleras. "Gradas son escalas, lo demás son escaleras"
Caneca.
Si usted le dicen, "...vamos a tomarnos una canequita y de ahí cada uno pa´ su casa..." pues obvio uno cree que se va a pegar la pea mas horrible del mundo, una caneca noquea al que sea. Pues de malas querido amig@ lector (a), se refieren a una infeliz media botella de licor.